12/20/2018

Conoce a Xabier Rodríguez Jáuregui, nuestro ingeniero comercial en la zona norte

Xabier Rodríguez Jáuregui nació en 1982 en Saint Jean de Luz, Francia, pero vive en Irún. Tras completar la Ingeniería Técnica Industrial en electrónica, estudió Ingeniería en Organización Industrial en la Universidad del País Vasco y hace más de diez años que entró a trabajar en WITTENSTEIN. Actualmente se ocupa de asesorar y comercializar nuestras soluciones para la industria metalmecánica en la zona norte de España.

¿Qué hizo que te decantaras primeramente por la ingeniería técnica en electrónica?

Me fascinaba su gran versatilidad, y potencial futuro. Era y es un tema actual ahora mismo con la industria 4.0 y la mecatrónica. La electrónica es una rama de la física, y la industria 4.0 y la mecatrónica beben de los fundamentos de la electrónica. 

¿Cómo llegaste a WITTENSTEIN?

Durante la carrera conseguí una beca Erasmus que me llevó a Alemania, donde aproveché para estudiar alemán, ya que podría ser importante para mi futuro. Mientras estaba allí empecé a buscar prácticas en empresas y encontré una oferta de WITTENSTEIN en la que buscaban un empleado en prácticas para la comercialización de sus productos y pedían conocimientos de español. Me animé a enviar mi candidatura y en abril de 2007 empecé a trabajar en la central alemana.

Pronto surgió la necesidad de crear una oficina en San Sebastián, tras la fundación de la sede en Barcelona, y tuve la oportunidad de volver a mi hogar con una perspectiva de futuro.

¿Por qué era importante crear una delegación en la zona norte?

En España hay dos regiones reconocidas por su potente industria; una es Cataluña, donde se había creado la filial de WITTENSTEIN España, y otra se encuentra en el País Vasco y alrededores. Tradicionalmente, la ingeniería mecánica española ha tenido mucho arraigo y tradición en el País Vasco, por lo que era una de las regiones con más clientes potenciales en el país. 

En el 2007 transmití esto a la sede central, y se decidió crear la delegación en el parque tecnológico de Guipúzcoa situada en San Sebastián; y ahí es dónde trabajo desde entonces.

¿Cómo fueron los inicios de esta oficina?

Cuando llegué pude hacerme cargo de la cartera de clientes del agente comercial que hasta entonces nos había representado. A partir de ahí teníamos que conseguir hacer llegar a nuestros clientes que éramos los interlocutores adecuados en los que confiar y lo logramos. 

Uno de los pilares fundamentales de la gran evolución de WITTENSTEIN es la comunicación constante con el cliente, ¿qué caracteriza a los clientes de la zona norte?

La comunicación es un pilar básico, hay que entender los retos y la problemática que nos da el cliente para poder ofrecer la solución más óptima. Estamos en un mundo globalizado y conectado, en el que sus exigencias son las de los clientes internacionales de WITTENSTEIN: buscan una colaboración y asesoramiento en las soluciones de accionamiento más óptimas para sus retos. Percibo cierta similitud de mis clientes con los que existen en Alemania, aunque me gustaría remarcar que es sólo una mera impresión personal.

Un valor esencial de WITTENSTEIN es el de trabajar y orientarnos para construir relaciones duraderas con los clientes. Tenemos la particularidad de que en nuestra zona los clientes son muy leales por lo que las relaciones que cultivamos son muy sólidas y gracias a eso es realmente complicado que un cliente nos deje por otro proveedor que le ofrezca ventajas a corto plazo.

De todas formas, conseguir y mantener esta lealtad depende de nosotros y es uno de los grandes desafíos para un ingeniero de ventas.
 
¿Qué destacarías de estos diez años trabajando para WITTENSTEIN?

Bueno, casi me gusta más decir que como empleado en WITTENSTEIN, he estado trabajando para servir de la mejor manera posible a mis clientes, a los que estoy realmente muy agradecido por la confianza depositada tanto en mí como en las soluciones que ha aportado WITTENSTEIN.

Ha habido proyectos de alta exigencia técnica y complejidad, que han sido muy bonitos y únicos en el mundo. Estos se han resuelto con éxito con nuestras soluciones, gracias a una intensa colaboración mutua. Para mí es un motivo de satisfacción notar que aportamos valor a los clientes. 

Se trata de eso, de aportar valor, facilitar las cosas, y dar las soluciones más óptimas posibles. Para ello, siempre he trabajado con dedicación y con integridad, algo que forma parte de mi impronta personal. 

Las máquinas de mis clientes son de alta tecnología, y yo quiero que las cosas que ofrezcamos les den un buen resultado y les permitan, en algunos casos, incluso reducir costes aumentando la productividad. Que sea ponerlo, y olvidarse de los problemas. Que su cliente final diga: chapeau! 

A título más personal, me satisface haber podido contribuir a que WITTENSTEIN España comenzara a andar, y a su consolidación en esta década, teniendo una delegación en el norte que puede dar un servicio y trato cercanos a nuestros clientes de aquí. También quiero aprovechar para dar las gracias a todos mis compañeros de WITTENSTEIN España, la verdad que es un lujo estar rodeado de gente así.

Por último, mi formación me ha permitido tener una visión y comprensión integral de las soluciones que dan nuestros productos mecatrónicos en la industria metalmecánica, y también de los aspectos comerciales y empresariales. Esto me ha ayudado a expandir mejor la filosofía de WITTENSTEIN a lo largo de toda la región.

Finalmente, ¿cómo ves tu futuro en WITTENSTEIN?

Con mucha pasión y ganas, creciendo y evolucionando junto con mis compañeros y clientes. Trabajando en los proyectos Industria 4.0 de la industria metalmecánica. E intentando hacer las cosas con humildad, y aportando valor con un asesoramiento personalizado. 

Somos expertos en accionamientos mecatrónicos, y por eso muchos clientes confían en nosotros. Y lógicamente, me gustaría que esto siga siendo así durante las próximas décadas.